Casi 1.5 millón de personas emplean Facebook en todo el mundo. Aunque la mayoría de las usuarios utilizan el sitio con fines positivos, algunos emplean la plataforma con malas intenciones. En este sentido, Facebook ha creado las normas de la comunidad, un conjunto de políticas que detalla qué tipo de contenido es apropiado publicar y qué queda prohibido. Por ejemplo, Facebook prohíbe y elimina contenido que incite al odio, que define como “contenido que ataca directamente a individuos en función de su raza, origen étnico, nacionalidad, religión, orientación sexual, sexo, género, identidad de género, discapacidad grave o enfermedades”. A pesar de que la incitación al odio está prohibida, en ocasiones ciertos usuarios publican contenido desagradable o perturbador que no infringe las políticas de Facebook.
Para contrarrestar ese tipo de contenido desagradable o extremista, Facebook ha declarado públicamente que el contenido compensatorio (y las herramientas que su plataforma ofrece para promoverlo) desempeñan un papel fundamental en la lucha contra dichas malas prácticas. Facebook opina que esta forma de atajar el problema no es sólo resulta potencialmente más eficaz, sino que además es más probable que tenga éxito a largo plazo.